Plan de Desconexión del gobierno de Ariel Sharón (aprobado a principios del 2004 y ejecutado en agosto del 2005) fue concebido originalmente como la evacuación de los colonos de una parte limitada de la Franja de Gaza sin la retirada de las FDI. La aplicación del plan fue muy diferente debido a la presión de EE.UU. y las consideraciones al derecho internacional.
La idea era demostrarle a los palestinos y al mundo que Israel iba en serio en su deseo de conseguir la paz, reduciendo la fricción entre los árabes palestinos y los colonos judíos. También se pretendía aminorar la tensión (interna y externa) producida por la presencia de los soldados israelíes en la Franja de Gaza.
Israel decidió desalojar a los 8.000 colonos judíos de Gaza y retirar totalmente su presencia militar de la Franja para no ser acusada de ser una potencia “ocupante” en Gaza. La frontera internacional entre Gaza y Egipto pasaba a ser responsabilidad de la Autoridad Palestina junto a un control internacional. La desconexión no fue coordinada ni acordada con la Autoridad Palestina por lo que se daba otro duro golpe que debilitaba a Mahmud Abbas y que favorecía al “dueño de facto” de la Franja, el Hamás. Ahora eran los islamistas de Gaza quienes podían asegurar que “habían expulsado a los sionistas de la Franja”. Así lo hicieron.
Las autoridades de Fatah decidieron implementar un boicot contra los ministros y ministerios controlados por el Hamás. Las sanciones occidentales contra la Autoridad Palestina y contra el Hamás perjudicaban especialmente a Mahmud Abbas y al Fatah ya que, de todas formas, el Hamás podía contar con otros donantes (Arabia Saudíta, Irán o los países del golfo) para llevar a cabo sus actividades, estrechando los lazos entre el grupo fundamentalistas y los iraníes.
La Desconexión de la Franja de Gaza del 2005 fue interpretada por los palestinos como una nueva victoria de los fundamentalistas contra Israel. La primera victoria había sido la del Hezbollah en el Líbano, afirmaban.
El Presidente Abbas mantenía sus prerrogativas política y administrativas en la Autoridad Palestina. El gobierno liderado por el Hamás poseía el control civil. Los límites eran pocos claros ya que ambos bandos mantenían sus propias fuerzas armadas. Cada lado intentaba imponer hechos consumados en el marco de su competencia interna. En mayo del 2007, el Presidente Abbas decide dispersar sus fuerzas de seguridad a lo largo de la Franja de Gaza sin coordinar la medida con las autoridades del Hamás, provocando la ira de los fundamentalistas.
Entre el 13 de mayo y el 14 de junio del 2007 se producen enfrentamientos armados con decenas de muertos en ambos lados. El Hamás intentaba distraer la atención interna disparando cohetes contra Israel. Sin embargo, las fuerzas armadas del Hamás parecían más preocupadas por lo que sucedía en la arena local, iniciando una ola de ataques que culminaron con la toma del poder de Gaza, un verdadero golpe de estado que se mantiene hasta el día de hoy (2011).
La idea era demostrarle a los palestinos y al mundo que Israel iba en serio en su deseo de conseguir la paz, reduciendo la fricción entre los árabes palestinos y los colonos judíos. También se pretendía aminorar la tensión (interna y externa) producida por la presencia de los soldados israelíes en la Franja de Gaza.
Israel decidió desalojar a los 8.000 colonos judíos de Gaza y retirar totalmente su presencia militar de la Franja para no ser acusada de ser una potencia “ocupante” en Gaza. La frontera internacional entre Gaza y Egipto pasaba a ser responsabilidad de la Autoridad Palestina junto a un control internacional. La desconexión no fue coordinada ni acordada con la Autoridad Palestina por lo que se daba otro duro golpe que debilitaba a Mahmud Abbas y que favorecía al “dueño de facto” de la Franja, el Hamás. Ahora eran los islamistas de Gaza quienes podían asegurar que “habían expulsado a los sionistas de la Franja”. Así lo hicieron.
Las autoridades de Fatah decidieron implementar un boicot contra los ministros y ministerios controlados por el Hamás. Las sanciones occidentales contra la Autoridad Palestina y contra el Hamás perjudicaban especialmente a Mahmud Abbas y al Fatah ya que, de todas formas, el Hamás podía contar con otros donantes (Arabia Saudíta, Irán o los países del golfo) para llevar a cabo sus actividades, estrechando los lazos entre el grupo fundamentalistas y los iraníes.
La Desconexión de la Franja de Gaza del 2005 fue interpretada por los palestinos como una nueva victoria de los fundamentalistas contra Israel. La primera victoria había sido la del Hezbollah en el Líbano, afirmaban.
El Presidente Abbas mantenía sus prerrogativas política y administrativas en la Autoridad Palestina. El gobierno liderado por el Hamás poseía el control civil. Los límites eran pocos claros ya que ambos bandos mantenían sus propias fuerzas armadas. Cada lado intentaba imponer hechos consumados en el marco de su competencia interna. En mayo del 2007, el Presidente Abbas decide dispersar sus fuerzas de seguridad a lo largo de la Franja de Gaza sin coordinar la medida con las autoridades del Hamás, provocando la ira de los fundamentalistas.
Entre el 13 de mayo y el 14 de junio del 2007 se producen enfrentamientos armados con decenas de muertos en ambos lados. El Hamás intentaba distraer la atención interna disparando cohetes contra Israel. Sin embargo, las fuerzas armadas del Hamás parecían más preocupadas por lo que sucedía en la arena local, iniciando una ola de ataques que culminaron con la toma del poder de Gaza, un verdadero golpe de estado que se mantiene hasta el día de hoy (2011).