lunes, 29 de agosto de 2011

Plan de Desconexión 2005

Plan de Desconexión del gobierno de Ariel Sharón (aprobado a principios del 2004 y ejecutado en agosto del 2005) fue concebido originalmente como la evacuación de los colonos de una parte limitada de la Franja de Gaza sin la retirada de las FDI. La aplicación del plan fue muy diferente debido a la presión de EE.UU. y las consideraciones al derecho internacional.
La idea era demostrarle a los palestinos y al mundo que Israel iba en serio en su deseo de conseguir la paz, reduciendo la fricción entre los árabes palestinos y los colonos judíos. También se pretendía aminorar la tensión (interna y externa) producida por la presencia de los soldados israelíes en la Franja de Gaza.
Israel decidió desalojar a los 8.000 colonos judíos de Gaza y retirar totalmente su presencia militar de la Franja para no ser acusada de ser una potencia “ocupante” en Gaza. La frontera internacional entre Gaza y Egipto pasaba a ser responsabilidad de la Autoridad Palestina junto a un control internacional. La desconexión no fue coordinada ni acordada con la Autoridad Palestina por lo que se daba otro duro golpe que debilitaba a Mahmud Abbas y que favorecía al “dueño de facto” de la Franja, el Hamás. Ahora eran los islamistas de Gaza quienes podían asegurar que “habían expulsado a los sionistas de la Franja”. Así lo hicieron.
Las autoridades de Fatah decidieron implementar un boicot contra los ministros y ministerios controlados por el Hamás. Las sanciones occidentales contra la Autoridad Palestina y contra el Hamás perjudicaban especialmente a Mahmud Abbas y al Fatah ya que, de todas formas, el Hamás podía contar con otros donantes (Arabia Saudíta, Irán o los países del golfo) para llevar a cabo sus actividades, estrechando los lazos entre el grupo fundamentalistas y los iraníes.
La Desconexión de la Franja de Gaza del 2005 fue interpretada por los palestinos como una nueva victoria de los fundamentalistas contra Israel. La primera victoria había sido la del Hezbollah en el Líbano, afirmaban.
El Presidente Abbas mantenía sus prerrogativas política y administrativas en la Autoridad Palestina. El gobierno liderado por el Hamás poseía el control civil. Los límites eran pocos claros ya que ambos bandos mantenían sus propias fuerzas armadas. Cada lado intentaba imponer hechos consumados en el marco de su competencia interna. En mayo del 2007, el Presidente Abbas decide dispersar sus fuerzas de seguridad a lo largo de la Franja de Gaza sin coordinar la medida con las autoridades del Hamás, provocando la ira de los fundamentalistas.
Entre el 13 de mayo y el 14 de junio del 2007 se producen enfrentamientos armados con decenas de muertos en ambos lados. El Hamás intentaba distraer la atención interna disparando cohetes contra Israel. Sin embargo, las fuerzas armadas del Hamás parecían más preocupadas por lo que sucedía en la arena local, iniciando una ola de ataques que culminaron con la toma del poder de Gaza, un verdadero golpe de estado que se mantiene hasta el día de hoy (2011).

Cambio de rumbo en la tradicional política del movimiento fundamentalista 2004-2006

El 11 de noviembre del 2004 falleció Yasser Arafat a los 75 años. Sigue sin conocerse la causa exacta de su muerte. Los médicos hablaron de púrpura trombocitopénica idiopática y cirrosis, pero no se hizo ninguna autopsia, algo por demás sospechoso. Durante los últimos años, la OLP ha amenazado con conformar una comisión especial para investigar las causas de su muerte, afirmando de antemano que fue envenenado por Israel. "La sangre del ex presidente palestino Yasser Arafat contenía el virus del HIV, pero la causa de su muerte no fue el SIDA, causado por el virus, sino un envenenamiento", según su médico, Ashraf al Kurdi. Ahmad Jibril, líder y fundador del Frente Popular por la Liberación de Palestina otorgó una entrevista al canal Al-Manar del Hezbollah, en la que relató que cuando interrogó a Abbas sobre la investigación del envenenamiento de Arafat, éste le dijo que había que callar: "Para serle honesto, el informe oficial de los franceses es muy claro. El Sida fue lo que se lo llevó". La OLP se desmembraba. A la par, el Hamás comenzó a concretar su dominio en el terreno.
Tras la muerte de Yasser Arafat, el Hamás se imponía en las elecciones municipales que se realizaron en el 2005. Se trató de un cambio de rumbo en la tradicional política del movimiento fundamentalista que, por primera vez, participaba en unas elecciones16. Unos meses antes, en enero del 2005, el Hamás había boicoteado las elecciones presidenciales que entronaron a Abbas como sucesor de Arafat. El Hamás decidía ahora (de enero a mayo del 2005), al sentirse fuerte, participar en elecciones municipales para traducir su poder social en las urnas. Así logró el control, por la vía democrática, de Beit Lajia y Rafah, en la Franja de Gaza y de Kalkilyah en Cisjordania.
Los defensores del Hamás suelen argumentar que el movimiento islamista debe ser respetado ya que llegó al poder por vía democrática y, por lo tanto, es el deseo del pueblo palestino.
Adolf Hitler también llegó al poder en Alemania gracias a unas elecciones nacionales. Eso no significa que se respeten las instituciones democráticas tras arribar al poder. De hecho, Hamás destruyó la endeble democracia palestina y tomó el poder por la fuerza en Gaza.
Meses antes de las elecciones parlamentarias palestinas del 2006, EE.UU. y, en especial, su Secretaria de Estado Condolezza Rice insistían en que se permitiese la participación del Hamás en las elecciones nacionales. Esta medida concordaba con el sueño norteamericano de “exportar la democracia”. Israel, la Autoridad Palestina y su Presidente Abbas, se oponían.
Las disposiciones del Acuerdo Provisional de Oslo prohibían la participación de candidatos que bogasen por la violencia. Sin embargo, Rice consideró que las elecciones no serían "democráticas" sin el Hamás. En las elecciones legislativas palestinas del 2006, Hamás obtuvo la mayoría de los escaños en la primera vuelta, se trataron de las primeras elecciones democráticas celebradas en Palestina.
A principios de febrero del 2006, tras su victoria en las parlamentarias de 2006, Hamás reiteró su apoyo a los ataques suicidas mientras le ofrecía a Israel una tregua de 10 años "a cambio de una retirada completa de los territorios ocupados en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este”, más el reconocimiento del derecho al retorno de los palestinos. Tras presionar para que el Hamás participase en las elecciones libremente, la comunidad internacional decidió recapacitar e imponer sanciones y condiciones para negociar con el nuevo gobierno del grupo terrorista. El movimiento fundamentalista debía respetar tres condiciones:
a- terminar con el terrorismo,
b- reconocer a Israel,
c- aceptar y cumplir con acuerdos firmados por el Fatah (la Hoja de Ruta y los principios de Oslo).
Estas tres premisas aún no han sido aceptadas por los portavoces del Hamás mientras que ciertas partes de la comunidad internacional comienzan, lamentablemente, a legitimar, en sus acciones o declaraciones, al islamista Hamás.

jueves, 11 de agosto de 2011

Plan de Paz de la Liga Árabe 2004

En el 2004, el periódico kuwaití As-Siyasa publicaba una propuesta por la cual los países árabes absorberían dos millones de refugiados palestinos y el resto llegarían a Israel. El ministro de relaciones exteriores palestino Nabil Shaat afirmó entonces que esta propuesta “carecía de sentido”, quedando en la nada.
Por un lado, la declaración dice “alcanzar una solución justa y acordada para el problema de los refugiados palestinos de acuerdo a la resolución 194 de la Asamblea General de la ONU. Por otro lado, se anexó una exigencia del Líbano en donde se afirma que los países árabes y el Líbano, en especial, no deben hospedar los desplazados palestinos provocados por la guerra con Israel.

Liga Árabe

Es importante señalar sobre el problema de los refugiados palestinos que, paralelamente a la declaración formal en la propuesta, la Liga Árabe publicó una declaración adicional que enfatizaba que Israel debería permitir que los palestinos gozasen de todos sus derechos, incluyendo la garantía del "derecho al retorno" de los refugiados palestinos en base a legítimas resoluciones internacionales y en base a principios de ley internacional incluyendo la Resolución 194 de la Asamblea General. En otras palabras, cuando se habla de una "solución justa" se refiere al regreso de todos los refugiados palestinos a Israel.
El segundo punto de la propuesta trata sobre el futuro de Jerusalén oriental como capital de Palestina. Hay quienes afirman que el uso del término “oriental” y no “árabe” abre una puerta para las negociaciones. En este sentido, no queda del todo claro si “todo lo que es judío es para Israel y todo lo que es árabe es para los árabes” o por el contrario se aceptaba la “partición de Jerusalén según el mapa de 1967”. La segunda opción implicaría la retirada israelí de barrios como Maalé Adumim, Guiló o Pizgat Zeev.
Por último, vale la pena analizar las dudas que provoca lo que se dice y lo que no sobre la propuesta de normalización con los países árabes. En la declaración, las condiciones para la normalización se establecen con cierta claridad. Sin embargo, y en un documento paralelo de la Liga Árabe, los líderes árabes enfatizaron también su apoyo al derecho libanés a utilizar todos los medios legítimos para liberar su territorio en manos de la ocupación israelí hasta la frontera internacional reconocida (o sea, Hezbollah puede seguir actuando hasta liberar todo terreno que supongan pertenece al Líbano), y afirmaron que para lograr la paz y la seguridad en la región, Israel debía firmar al tratado de no proliferación nuclear y abrir sus instalaciones nucleares a la supervisión internacional. Esta última exigencia es una posición conocida entre los líderes de Egipto y Siria. Más aún, Egipto amenazó en 1995 con detener el proceso de normalización si Israel no firmaba el Tratado de No Proliferación Nuclear. Por último, los portavoces de la Liga Árabe acordaban que se reconocería la existencia de Israel pero antes, Israel debía cumplir todas las exigencias árabes. Israel debía pagar todo y, luego, sería reconocida por todos los estados árabes y musulmanes.
"En otras palabras, la Junta de la Cumbre Árabe ofrecía normalización y el 'final del conflicto' con una mano pero con la otra mano sostenía las fórmulas de siempre, que permiten que continúe la lucha aún después que se llegue a un acuerdo…", afirma Itamar Rabinovich, presidente de la Universidad de Tel Aviv y jefe del equipo de negociadores en el frente sirio en el gobierno de Itzjak Rabin.
El negociador palestino Saeb Erekat afirmaba que el plan Saudita no restaba importancia a las conversaciones directas entre israelíes y palestinos. "Creo que Israel debería haberla adoptado en el 2002. Esta es la iniciativa más estratégica que aporta el mundo árabe desde 1948. Les animo a que retomen la iniciativa y que la sigan porque acortará el camino hacia la paz", explicó.
Oficialmente, Israel rechazó la iniciativa árabe aunque muchos políticos locales la consideraron "una buena base para comenzar a negociar”. El ministro de Relaciones Exteriores de Israel de entonces Shimón Peres afirmó que la propuesta de Arabia Saudita era "interesante y positiva. La mayor amenaza para lograr la paz es el terrorismo, y la base para cualquier avance es dar fin al terrorismo", afirmaba Peres. El Primer Ministro Ariel Sharón descartó la propuesta con un contundente "los sauditas deben dejar de hablar y empezar a contribuir a la paz".
Quizás… el problema principal de toda la iniciativa se centre en el hecho, indiscutible, que los países árabes demuestran enfoques muy poco homogéneos. Están las dictaduras pro-occidentales moderadas, los amenazados por el terrorismo islámico, los que fomentan dicho terrorismo, los que gobiernan sus territorios con dificultad, los que todavía no parecen saber lo que quieren… y todos éstos… ¿podrían ponerse de acuerdo para firmar una paz regional con Israel? ¿Las fundamentalistas Irán o Sudán reconocerían a Israel como afirma la propuesta Saudita? ¿Los fundamentalistas no estatales Hamás, Al Qaeda o Hezbollah se sumarían aceptando la idea? Sin duda, se trataba de una propuesta cuya efectividad despertaba no poco escepticismo.