Los acuerdos de Oslo no contaban con el apoyo masivo de la opinión pública israelí. Muy por el contrario, las tratativas de Paz con el Reino Hashemita de Jordania contaron con la aprobación de casi un 100% de la población y del Parlamento de Israel.
Israel y Jordania vivían una paz de facto tras la Guerra de los Seis Días. Los encuentros entre el Rey Hussein de Jordania y las autoridades gubernamentales de Israel, aunque secretos, eran casi públicos y cotidianos. Los cambios producidos en el medio oriente tras la Guerra del Golfo y el inicio de las negociaciones con los palestinos impulsaron a las autoridades jordanas a iniciar negociaciones públicas para la firma de un tratado formal de paz con Israel.
Contando con el viento a favor, Jordania se animaba a dar el paso formal hacia una paz con Israel. El 25 de julio de 1994 se reunieron en Washington el premier israelí Itzjak Rabin y el rey Hussein de Jordania para establecer el fin del estado de guerra entre ambos países. Pasados unos días la televisión israelí transmitía las imágenes del rey Hussein sobrevolando Israel con su avión mientras dialogaba por teléfono con Rabin.
El 26 de octubre de 1994 se firmaba en el paso fronterizo de la Araba el segundo acuerdo de paz entre Israel y un país árabe, bajo los auspicios del Presidente de los Estados Unidos Bill Clinton. En este emotivo acto se acordó que la frontera del río Jordán se mantendría como límite entre los países con algunos cambios mínimos. Terrenos agrícolas israelíes que deberían quedar bajo soberanía jordana fueron intercambiados por otros terrenos y así se compensaban las diferencias. En las zonas de Naharaim y en los campos del Moshav Tzofer se establecería un acuerdo especial por el cual los terrenos seguirían siendo trabajados por los agrícolas israelíes a cambio del pago de un alquiler durante 25 años. Estos terrenos quedarían bajo soberanía jordana a pesar de que los agrícolas israelíes podían pasar continuamente.
Estados Unidos se comprometía a anular las deudas que Jordania había contraído. Israel y Jordania acordaron la división de las aguas del río Jordán y el establecimiento de las relaciones diplomáticas y turísticas entre los países. Sumado a esto, Israel concedía la administración de los lugares santos musulmanes en Jerusalén a Jordania, despertando la dura crítica de Yasser Arafat, quien también aspiraba a controlarlos.
La firma del pacto de paz con Jordania motivo una impresionante ola de israelíes ansiosos por visitar el país vecino. Un total de 106 diputados de la Knesset votaron a favor del acuerdo de paz con Jordania, 3 votaron en contra, 6 se abstuvieron y otros 6 faltaron a la histórica sesión del 26 de octubre de 1994.
Israel y Jordania vivían una paz de facto tras la Guerra de los Seis Días. Los encuentros entre el Rey Hussein de Jordania y las autoridades gubernamentales de Israel, aunque secretos, eran casi públicos y cotidianos. Los cambios producidos en el medio oriente tras la Guerra del Golfo y el inicio de las negociaciones con los palestinos impulsaron a las autoridades jordanas a iniciar negociaciones públicas para la firma de un tratado formal de paz con Israel.
Contando con el viento a favor, Jordania se animaba a dar el paso formal hacia una paz con Israel. El 25 de julio de 1994 se reunieron en Washington el premier israelí Itzjak Rabin y el rey Hussein de Jordania para establecer el fin del estado de guerra entre ambos países. Pasados unos días la televisión israelí transmitía las imágenes del rey Hussein sobrevolando Israel con su avión mientras dialogaba por teléfono con Rabin.
El 26 de octubre de 1994 se firmaba en el paso fronterizo de la Araba el segundo acuerdo de paz entre Israel y un país árabe, bajo los auspicios del Presidente de los Estados Unidos Bill Clinton. En este emotivo acto se acordó que la frontera del río Jordán se mantendría como límite entre los países con algunos cambios mínimos. Terrenos agrícolas israelíes que deberían quedar bajo soberanía jordana fueron intercambiados por otros terrenos y así se compensaban las diferencias. En las zonas de Naharaim y en los campos del Moshav Tzofer se establecería un acuerdo especial por el cual los terrenos seguirían siendo trabajados por los agrícolas israelíes a cambio del pago de un alquiler durante 25 años. Estos terrenos quedarían bajo soberanía jordana a pesar de que los agrícolas israelíes podían pasar continuamente.
Estados Unidos se comprometía a anular las deudas que Jordania había contraído. Israel y Jordania acordaron la división de las aguas del río Jordán y el establecimiento de las relaciones diplomáticas y turísticas entre los países. Sumado a esto, Israel concedía la administración de los lugares santos musulmanes en Jerusalén a Jordania, despertando la dura crítica de Yasser Arafat, quien también aspiraba a controlarlos.
La firma del pacto de paz con Jordania motivo una impresionante ola de israelíes ansiosos por visitar el país vecino. Un total de 106 diputados de la Knesset votaron a favor del acuerdo de paz con Jordania, 3 votaron en contra, 6 se abstuvieron y otros 6 faltaron a la histórica sesión del 26 de octubre de 1994.
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