martes, 12 de julio de 2011

Antecedentes de Camp David

En 1977 asumió el cargo de Primer Ministro israelí Menajém Beguin (del nacionalista Likud) que conformó el decimoctavo gobierno del país. Beguin deseaba desmitificar su imagen de extremista. Para eso, realizó dos exitosos viajes diplomáticos a Estados Unidos y Rumania. En estos viajes presentó su propuesta de paz para medio oriente. Menájem Beguin declaraba que estaba dispuesto a renunciamientos territoriales en el Sinaí y en el Golán. Proponía una autonomía civil para los palestinos de Judea, Samaria y la Franja de Gaza, rechazando la posibilidad de traspasar la soberanía a un ente extranjero. En Rumania, le pidió al Presidente que interviniese para organizar una reunión secreta con las autoridades egipcias. Estos mismos pedidos fueron hechos al rey Hassan de Marruecos. El 16 de setiembre de 1977 se reunieron secretamente el Ministro de Relaciones Exteriores de Israel Moshé Dayán y el vicepresidente egipcio Dr. Jassan Tohami. En dicha reunión, Dayán dijo que Israel renunciaría al Sinaí a cambio de que Egipto normalice sus relaciones con el estado judío, en el marco de un acuerdo de paz bilateral.

En el Egipto de 1977, el Presidente Sadat había llegado a la conclusión que la posición de Egipto se había reforzado tras la guerra de Iom Kipur. Los acuerdos intermedios firmados en 1975 ya no satisfacían las necesidades egipcias. El dominio israelí sobre el Sinaí seguía cortando la entrada de divisas por la explotación del petróleo y había reducido la afluencia de turistas por la situación bélica. La continua crisis económica se veía acompañada por un crecimiento poblacional egipcio extraordinario. Egipto no podía seguir invirtiendo en una competencia militar contra Israel cuando la crisis económica interna era cada más notoria. Egipto deseaba recibir el apoyo de Estados Unidos, rompiendo con el patronazgo ruso. La competencia militar árabe-israelí seguía favoreciendo ampliamente a Israel. Siendo así, el Presidente Sadat decidió que había llegado el momento de firmar la paz con Israel pero, para esto, resultaba necesario romper con las trabas psicológicas que bloqueaban un posible acercamiento.

El 9 de noviembre de 1977 Sadat dio un discurso en la Asamblea Popular egipcia en el cual anunciaba que estaba dispuesto a ir "hasta el fin del mundo" para evitar una nueva guerra. Obviando lo escrito en el discurso impreso, agregó que "estaba dispuesto a viajar a Israel para alcanzar la paz". En esa sesión se encontraba presente Yasser Arafat; líder de la OLP; por lo que los comentaristas políticos creyeron que el jefe del Fatah había dado su apoyo a dicha iniciativa de Satat. La verdad, Arafat y las potencias del mundo no tenían idea de las intenciones del Presidente de Egipto. La desconfianza israelí era notoria. Especialistas en lecturas de labios habían determinado que Sadat mentía. El Jefe del Estado Mayor del Ejército, Mota (Mordejai) Gur había expresado su desconfianza ante las sorprendentes declaraciones de Sadat. Frente a ellos, Menájem Beguin se tomó muy en serio el discurso de Sadat, invitándole a visitar Israel.

El 19 de noviembre de 1977 llegó a Israel el Presidente Sadat. Beguin devolvió el cumplido en diciembre. Desde ese momento comenzó un proceso imparable que arribaría a la firma del acuerdo de paz entre Israel y Egipto. La población israelí, en su gran mayoría, comenzó a entusiasmarse con la idea de arribar finalmente a una paz con la principal potencia árabe. Las tratativas de paz sufrieron serios altibajos. El problema se centraba en la capacidad o la incapacidad de Egipto e Israel para firmar un acuerdo separado del mundo árabe. Egipto debía demostrarle al mundo árabe que estaba defendiendo dignamente los intereses de los palestinos consiguiendo para ellos un acuerdo que les asegurase su estado independiente. El gobierno de Israel, y en especial su líder nacionalista Menájem Beguin, no tenían ninguna intención de renunciar al dominio en Judea, Samaria y la Franja de Gaza. Beguin estaba dispuesto, como máximo, a otorgar una autonomía para los palestinos.

El proceso de paz con Egipto llegó a buen puerto gracias a la presión que el Presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter le impuso a los negociadores y a la capacidad de esta potencia mundial para premiar los renunciamientos de ambas partes con incentivos materiales. Carter presionó a las partes para culminar con éxito las negociaciones intensivas que se realizaron en setiembre de 1978 en Camp-David y que se sellaron con la firma del tratado de paz el 26 de marzo de 1979.

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