En el frente interno, un grupo de israelíes y palestinos presentaban su "receta" para alcanzar la paz, un documento de 423 páginas, conocido como la Iniciativa de Ginebra.
El texto fue presentado en Tel Aviv en el 2003 y en él, se aceptaba la creación de un Estado palestino en Gaza, el 98% de Judea y Samaria y los barrios árabes de Jerusalén. La propuesta estaba basada en los lineamientos de Clinton. Los grandes bloques de asentamientos judíos en torno a Jerusalén permanecerían bajo soberanía israelí, por lo que los palestinos recibirían una compensación equivalente en territorio israelí al sudoeste de Judea y Samaria y al este de Gaza. La parte oriental de la ciudad santa sería la capital palestina, mientras que la occidental, más los asentamientos y el barrio judío de la ciudad vieja, quedaría como capital de Israel, con ambas mitades separadas por una barrera.
Dos tercios de los colonos judíos podrían permanecer en Judea y Samaria, lo que supondría el desplazamiento de unas 100.000 personas, fomentada por incentivos económicos o por la fuerza. Gaza y Judea y Samaria, separadas geográficamente por el Estado judío, estarían comunicadas por un corredor que quedaría bajo soberanía israelí y administración palestina. El proceso sería controlado por un "Grupo de Implementación y Verificación", que contaría con una "fuerza militar multinacional" integrada por representantes de "EEUU, la Federación Rusa, la Unión Europa, Naciones Unidas y otras partes, tanto regionales como internacionales, que acordasen las partes". Este grupo se apostaría en todos los pasos fronterizos internacionales, mientras que un cuerpo especial vigilaría la antigua ciudadela amurallada, situada en Jerusalén oriental y que alberga lugares sagrados básicos para las tres religiones monoteístas.
El plan no aporta, sin embargo, una solución clara a uno de los temas más controvertidos: la suerte de los refugiados palestinos y que, con sus descendientes, suman entre cuatro y siete millones, según los cálculos ofrecidos habitualmente por los palestinos. El proyecto tampoco habla sobre la naturaleza del reconocimiento palestino al estado de Israel. El documento especifica los plazos para la retirada de las tropas israelíes y el armamento de las fuerzas de seguridad del futuro Estado palestino, al carecer de Ejército. Israel mantendría, por ejemplo, ochocientos soldados de infantería en el corredor del Jordán para vigilar la frontera entre el este de Judea y Samaria y Jordania durante los tres años siguientes al repliegue, que debería hacerse como máximo en los 30 meses posteriores a la firma del acuerdo de
paz.
Israel mantendría, además, dos estaciones de alerta temprana en el lado palestino y su Fuerza Aérea "debería poder emplear el espacio aéreo soberano palestino para sus entrenamientos", salvo en viernes (día sagrado en el Islám) y en los festivos musulmanes y cristianos. La propuesta trataba de forma detallada muchos aspectos de los futuros acuerdos: la distribución de las aguas, el cuidado del medio ambiente, el papel de los mediadores internacionales, etc.
La Iniciativa de Ginebra es un documento acordado por dirigentes de segunda línea en Israel y de la Autoridad Palestina, muchas de las cuales habían gestado el proceso de Oslo. El grupo israelí estaba dirigido por Iosi Beilin y el palestino por Yasser Abed Rabo. El proyecto recibió el apoyo de importantes personalidades israelíes, ligadas a la izquierda política, como el escritor A.B. Yoshúa, el ex jefe de estado mayor Ammón Lipkin Shajak, Amiram Mitzna, Abraham Burg, Dalia Rabin o Jaim Orón. La iniciativa despertó mucho interés y apoyo en el ambiente diplomático mundial, en especial, por tratarse de una iniciativa conjunta palestino israelí.
El texto fue presentado en Tel Aviv en el 2003 y en él, se aceptaba la creación de un Estado palestino en Gaza, el 98% de Judea y Samaria y los barrios árabes de Jerusalén. La propuesta estaba basada en los lineamientos de Clinton. Los grandes bloques de asentamientos judíos en torno a Jerusalén permanecerían bajo soberanía israelí, por lo que los palestinos recibirían una compensación equivalente en territorio israelí al sudoeste de Judea y Samaria y al este de Gaza. La parte oriental de la ciudad santa sería la capital palestina, mientras que la occidental, más los asentamientos y el barrio judío de la ciudad vieja, quedaría como capital de Israel, con ambas mitades separadas por una barrera.
Dos tercios de los colonos judíos podrían permanecer en Judea y Samaria, lo que supondría el desplazamiento de unas 100.000 personas, fomentada por incentivos económicos o por la fuerza. Gaza y Judea y Samaria, separadas geográficamente por el Estado judío, estarían comunicadas por un corredor que quedaría bajo soberanía israelí y administración palestina. El proceso sería controlado por un "Grupo de Implementación y Verificación", que contaría con una "fuerza militar multinacional" integrada por representantes de "EEUU, la Federación Rusa, la Unión Europa, Naciones Unidas y otras partes, tanto regionales como internacionales, que acordasen las partes". Este grupo se apostaría en todos los pasos fronterizos internacionales, mientras que un cuerpo especial vigilaría la antigua ciudadela amurallada, situada en Jerusalén oriental y que alberga lugares sagrados básicos para las tres religiones monoteístas.
El plan no aporta, sin embargo, una solución clara a uno de los temas más controvertidos: la suerte de los refugiados palestinos y que, con sus descendientes, suman entre cuatro y siete millones, según los cálculos ofrecidos habitualmente por los palestinos. El proyecto tampoco habla sobre la naturaleza del reconocimiento palestino al estado de Israel. El documento especifica los plazos para la retirada de las tropas israelíes y el armamento de las fuerzas de seguridad del futuro Estado palestino, al carecer de Ejército. Israel mantendría, por ejemplo, ochocientos soldados de infantería en el corredor del Jordán para vigilar la frontera entre el este de Judea y Samaria y Jordania durante los tres años siguientes al repliegue, que debería hacerse como máximo en los 30 meses posteriores a la firma del acuerdo de
paz.
Israel mantendría, además, dos estaciones de alerta temprana en el lado palestino y su Fuerza Aérea "debería poder emplear el espacio aéreo soberano palestino para sus entrenamientos", salvo en viernes (día sagrado en el Islám) y en los festivos musulmanes y cristianos. La propuesta trataba de forma detallada muchos aspectos de los futuros acuerdos: la distribución de las aguas, el cuidado del medio ambiente, el papel de los mediadores internacionales, etc.
La Iniciativa de Ginebra es un documento acordado por dirigentes de segunda línea en Israel y de la Autoridad Palestina, muchas de las cuales habían gestado el proceso de Oslo. El grupo israelí estaba dirigido por Iosi Beilin y el palestino por Yasser Abed Rabo. El proyecto recibió el apoyo de importantes personalidades israelíes, ligadas a la izquierda política, como el escritor A.B. Yoshúa, el ex jefe de estado mayor Ammón Lipkin Shajak, Amiram Mitzna, Abraham Burg, Dalia Rabin o Jaim Orón. La iniciativa despertó mucho interés y apoyo en el ambiente diplomático mundial, en especial, por tratarse de una iniciativa conjunta palestino israelí.
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